La palomita blanca

En un pueblito de los andes, había llegado volando una palomita blanca, pero las palomitas grises de aquel pueblo no la aceptaban por su color de pluma, así que de tanta tristeza por ser rechazada cayó en un sendero debajo de un árbol hechada a su suerte de cualquier depredador, pero una humilde campesina al verla tirada en el suelo la recogió con sus manitos y la estrechó muy suavemente a su pecho diciéndole: Palomita, no te preocupes, que a partir de hoy serás mi palomita blanca y te cuidaré. Y por bastante tiempo la palomita blanca fue muy feliz con su amiga la campesina humilde y aceptada también por las palomas grises de aquel lugar.
Moraleja: Con un acto de caridad podemos hacer feliz a mucha gente.


Comentarios

Entradas populares